jueves, 23 de marzo de 2017

¿Calorías vacías? Que son y cómo reducir su consumo.


Cuando hacemos referencia a las calorías vacías, estamos hablando de alimentos con una elevada densidad energética (muchas calorías) y escaso o nulo aporte de nutrientes. Su consumo excesivo se relaciona con enfermedades de elevada prevalencia en nuestra sociedad como son la obesidad y la diabetes. Por lo tanto, debemos saber dónde se encuentran para poder evitarlas


Frutas, Vitaminas, Naranja, Saludable, Alimentos, Apple
Cuando hablamos de calidad nutricional, buscamos que la mayor parte de los hidratos de carbono de nuestra dieta sean complejos e integrales, ya que así preservan más sus vitaminas, minerales, fitonutrientes y fibra. Además también debemos aportar a nuestro organismo grasas de buena calidad, como la que podemos encontrar en el aceite de oliva o en el pescado, y proteínas, de origen animal (sin excedernos) y vegetal.




Pero entonces… ¿Qué nutrientes presentan un valor nutricional menor? Los hidratos de carbono simples, o azúcares simples, junto con algunas grasas (las grasas trans y  de tipo saturado) son la mayor fuente de calorías vacías de nuestra dieta, por lo que lo recomendable es consumir la menor cantidad posible ya que están relacionados con las enfermedades cardiovasculares y la obesidad, además de que desplazan el consumo de alimentos con un elevado valor nutricional como pueden ser las verduras o las frutas.



¿Cuáles son los principales alimentos que nos aportan calorías vacías?




  • Azúcar de mesa: Tanto moreno como blanco contienen una cantidad importante de calorías con un aporte prácticamente nulo de nutrientes como vitaminas o minerales.
  • Zumos y refrescos: Debido a su gran cantidad de azucares añadidos y la perdida de nutrientes propios de la fruta como la fibra (perdida en la pulpa). Cada 250mL contienen en torno a los 25-30g de azúcar, lo equivalente a cuatro sobres de azúcar por vaso.
  • Bollo, Dulces, Repostería, Pastelería, Pastel, TortasFrituras: Conllevan una gran cantidad de grasas, sobre todo si no se tienen un cuenta detalles como el tiempo de fritura, la calidad del aceite o su temperatura.
  • Bollería y Snacks: Son una fuente de azúcares, sal, grasas y harinas refinadas. Que además suelen sustituir a alimentos más saludables como las frutas o los frutos secos en las meriendas.

  • Alcohol: Nos aporta 7Kcal/g de las cuales nuestro organismo no obtiene ningún beneficio, sino que todo lo contrario, el consumo cotidiano de alcohol se relaciona, entre otros, con un mayor riesgo de cáncer e hígado graso.

  • Salsas precocinadas: Debido a la comodidad que nos aportan solemos optar siempre por comprar las salsas, como por ejemplo la de tomate, hecha ya por la industria en lugar de elaborarla nosotros en casa, pero eso conlleva un extra de azúcar innecesario y que podemos evitar dedicándole unos escasos minutos en nuestra cocina.


Evitar su consumo:



Debemos recordar que, como he comentado anteriormente, las principales fuentes de calorías vacías de nuestra dieta proceden de alimentos altamente palatables, por lo que suele ser bastante complicado dejar de incluirlos en nuestra dieta, pero si sigues estos consejos que aparecen a continuación, seguro que se te hace más sencillo:

  • Bayas, Frutas, Mixto, Puesto De FrutasLo principal es evitar los snacks ultraprocesados y cambiarlos por otras opciones de “picoteo” más saludables como pueden ser las frutas, los frutos secos, yogures… De esta forma logramos saciarnos y además nutrir nuestro cuerpo.
  • Evitar los refrescos y bebidas azucaradas, nuestra primera opción como bebida debe ser siempre el agua, si eres de esas personas a las que beber agua les cuesta un montón, siempre puedes probar a añadirle frutas (limón, naranja, frutos rojos…) de esta forma le aportas sabor y se te hará más sencillo consumirla.
  • Cambia los carbohidratos refinados por integrales, de esta forma aportarás una mayor cantidad de fibra, vitaminas y minerales a tu cuerpo.
  • Aprende a leer el etiquetado nutricional, de forma que sepas valorar si un alimento incluye demasiada cantidad de azucares y grasas. Así siempre podrás valorar las diferentes opciones que te ofrece el establecimiento y escoger la más adecuada.
  • Reduce la cantidad de azúcar, sal y grasa que añades a tus platos y bebidas.


María Míguez
Dietista - Nutricionista en Icónica Servicios Médicos
Vigo.

- Twitter: @Maria_Mguez
-Facebook: @nutricionistamariamiguez 
- Instagram: @maria_mguez




lunes, 19 de septiembre de 2016

Bebidas Energéticas


                

Las bebidas energéticas son refrescos compuestos por una serie de sustancias entre las que destacan la cafeína, hidratos de carbono, vitaminas del grupo B, aminoácidos como la taurina y muchas veces extractos de plantas como el guaraná o el ginseng.


A pesar de lo que nos da a entender su nombre, este tipo de bebidas no nos aportan un extra de calorías, sino una gran cantidad de cafeína, por ello, debemos diferenciarlas de las bebidas con sales minerales indicadas para la recuperación tras el deporte, puesto que, de media, una bebida energética aporta una dosis de cafeína similar a dos expresos o seis tazas de té según el Comité de Toxicología del  Reino Unido.
Desde hace un par de décadas, el consumo de bebidas energéticas ha ido en aumento, pero su uso también conlleva una serie de peligros para nuestra salud, como por ejemplo, alteraciones cardíacas que se ven agravadas si además mezclamos este tipo de refrescos con alcohol. A pesar de ello su consumo está altamente extendido tanto en la población adulta como en la juvenil, llegando incluso a ser grandes consumidores de bebidas energéticas los menores de 10 años.

Bebidas energéticas y alcohol:

Las recomendaciones de consumo de cafeína en adultos sanos se encuentra entre 100-300mg al día (cantidad superada en la mayoría de estas bebidas). En cambio, según estudios científicos, las dosis elevadas de cafeína en adultos de forma puntual, no acarrean problemas serios en la salud, siempre y cuando no se encuentre acompañada de sustancias como el alcohol. Siendo esta mezcla uno de los mayores peligros para la salud, causando problemas cardiovasculares y nerviosos como las taquicardias, palpitaciones, aumento de la tensión, nerviosismo o insomnio.


Bebidas energéticas y rendimiento deportivo:


Gran parte de los consumidores de estas bebidas son deportistas, la mayoría suelen consumirlas antes de competir, durante los entrenamientos o al terminarlos. En cambio, esto no quiere decir que no tenga efectos secundarios, tal y como lo han demostrado en la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Donde durante cuatro años se estudiaron los efectos ergogénicos de estas bebidas en deportistas de diversas disciplinas. Aunque los resultados obtenidos corroboran que estas bebidas aumentan el rendimiento deportivo entre un 3% y un 7%, también ocasionan con más frecuencia nerviosismo, insomnio y un mayor nivel de activación tras la práctica deportiva, efectos que, como habíamos comentado anteriormente se relacionan con un elevado consumo de cafeína.

Pero… ¿Realmente las bebidas energéticas son consumidas de forma alarmante?

La respuesta a esta pregunta es, sin lugar a dudas, SÍ. Según un informe de la EFSA (European Food Safety Authority) en el cual se recopilaban datos sobre el consumo de este tipo de bebidas en los diferentes grupos de población, podemos comprobar que los datos son realmente preocupantes:
-Niños (3-10 años): El 18% eran consumidores habituales de estas bebidas, de los cuales el 16% consumía cerca de 1L a la semana.
-Adolescentes (10-18 años): El 68% eran consumidores habituales, un 12% consumía 7L al mes y otro 12% bebía al menos 1L en cada sesión.
-Adultos (18-65 años): El 30% tomaba bebidas energéticas. De los cuales, el 12% consumían de 4-5 unidades a la semana, y el 11% bebía en una sola sesión al menos un litro.
-Consumo junto con alcohol: 56% de la población adulta y el 53% de los adolescentes.
-Deportistas: Se comprobó que durante la práctica deportiva el 52% de los adultos y el 41% de los adolescentes consumen bebidas energizantes
En definitiva, tras los datos anteriores, podemos llegar a la conclusión de que lo más recomendable es evitar este tipo de bebidas en nuestra dieta, siendo siempre desaconsejable mezclarlas con alcohol debido a sus efectos secundarios. Además, determinados grupos de población como las embarazadas, los niños o las personas con problemas neurológicos y cardiovasculares, deberían siempre abstenerse de su consumo debido al riesgo que implican para su salud.

viernes, 5 de agosto de 2016

Seguir una alimentación saludable en la tercera edad


La ancianidad es el resultado del proceso natural de envejecimiento, cuando llegamos a la tercera edad se producen una serie de cambios en nuestro cuerpo, entre ellos: la pérdida de masa muscular,  reducción de la movilidad corporal, disminución de la densidad ósea, cambios en el tracto digestivo, dentadura y producción de saliva…  Así pues, debemos adaptar nuestra alimentación a esta nueva etapa para lograr cubrir todas las necesidades y mantener un correcto estado de salud.

Entre las variaciones más destacables que se dan en el organismo conforme pasan los años están:

  • Disminución del metabolismo, se gasta menos energía por lo que se debe adaptar el aporte calórico para evitar un aumento considerable de grasa corporal que dañe la salud.
  • Reducción de los sentidos del gusto y olfato, esto hace que muchas veces las ganas de comer se vean mermadas y por lo tanto se presente malnutrición y déficits de macro y micronutrientes.
  • Disminución de la actividad deportiva, lo cual favorece una mayor pérdida de masa muscular y ganancia de grasa que conlleva una peor salud ósea y cardiovascular.
  • Perdida de la sensación de sed que causa en la mayoría de los ancianos deshidratación

Todo esto supone que los ancianos deben adaptar su alimentación, modificando el tipo de alimentos que consumen para que estos sean fáciles de masticar, deglutir, digerir y además les aporten los nutrientes necesarios de acuerdo a su estilo de vida.

Además también debemos tener en cuenta que en la tercera edad se ven aumentadas las probabilidades de sufrir hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia, patologías relacionadas estrechamente con nuestra dieta, por lo que cuidar la alimentación  puede ayudar a prevenirlas.

-¿Qué debe incluir la dieta?

A estas edades debemos seguir una dieta equilibrada, adaptada a sus necesidades específicas, preferiblemente consumiendo comidas ligeras y nutritivas para que así evitar digestiones demasiado pesadas.
  • Las grasas:
    Deben encontrarse en torno al 25% de aporte nutricional. No se debe abusar de los alimentos demasiado grasos, y además tenemos que optar siempre por grasas saludables para nuestro corazón como es el caso de la mono y poliinsaturada que podemos encontrar en alimentos como los frutos secos y el aceite de oliva.
  • Proteínas:
    La falta de proteínas en la dieta del anciano favorece una mayor pérdida de masa muscular, por lo que el aporte proteico debe ser el 20% del aporte total de la dieta, optando siempre por proteínas de elevado valor biológico como el huevo, carnes y pescados magros y lácteos.
  • Carbohidratos:
    Se recomienda un aporte del 55% de carbohidratos en la dieta, para evitar la fatiga y tener un buen aporte de fibra, vitaminas y minerales. Los podemos encontrar en cereales, pastas y arroces (preferiblemente integrales), frutas y legumbres principalmente.
  • Vitaminas:
    Dentro del grupo de las vitaminas debemos prestar especial atención a la vitamina D, esencial para la salud ósea, se encuentra en alimentos como los huevos, lácteos y algunos pescados como azules como el salmón o las sardinas.
    Además también es recomendable que consuman alimentos ricos en:
      • Vitamina A: frutas y verduras de coloración roja o anaranjada, lácteos y huevos.
      • Vitamina B: carnes y pescados magros, cereales integrales y hortalizas.
      • Vitamina C: frutas y verduras como las fresas, naranjas, limones, mandarinas, espinacas…

-¿Cómo saber si presenta malnutrición?


La mala nutrición se debe al seguimiento de una dieta inadecuada a nuestras necesidades durante un periodo prolongado de tiempo, que como consecuencia causa una serie de síntomas, entre los que podemos encontrar:
  • Pérdida de peso y masa muscular.
  • Fatiga.
  • Anemia.
  • Falta de apetito.
  • Problemas en la piel ( piel seca o escamosa)
  • Pérdida de cabello
  • Fragilidad en las uñas.
  • Edema.
  • Alteraciones mentales.
  • Bocio.


-Consejos para una nutrición correcta en la tercera edad:




              - Realizar comidas ligeras y fáciles de masticar y digerir.

- Consumir alimentos variados y agradables al paladar para evitar así la desnutrición y la falta de apetito.

- Realizar 5 comidas menos copiosas en lugar de 3 abundantes, así facilitamos al cuerpo la digestión y absorción de los nutrientes.

-Beber suficiente cantidad de líquidos (agua, infusiones o zumos naturales), aun cuando no se presente la sensación de sed.

-No abusar de las bebidas azucaradas y con gas.

-Aumentar el consumo de fibra a través de los alimentos integrales.

- Reducir el consumo de sal, sustituyéndola por especias que aporten palatabilidad al plato.

-Disminuir los alimentos con un excesivo aporte de grasas y calorías para evitar el aumento innecesario de peso.

-Consumir alimentos que tengan un buen aporte de calcio, como es el caso de los lácteos, en caso de presentar intolerancia a la lactosa decantarse siempre por los productos sin lactosa para evitar molestias gástricas.


Muchas veces tener claro si nuestros mayores están llevando una alimentación adecuada y saludable es bastante complicado, ya que por norma general, muchos de ellos se encuentran medicados, lo que  hace que en la mayoría de los casos sus necesidades varíen y en consecuencia la dieta tenga que seguir unas pautas concretas en función de su medicación para evitar efectos secundarios y facilitar un estilo de vida saludable, en estos casos, como siempre mejor confiar en un nutricionista que nos asesore y paute una dieta adecuada a sus necesidades.

martes, 28 de junio de 2016

La importancia de una buena hidratación


Llevar una correcta hidratación es un requisito fundamental para la vida y la salud. El agua es el principal componente de nuestro organismo, imprescindible para múltiples reacciones químicas y funciones de nuestro cuerpo, como por ejemplo, la regulación de la tensión arterial, la digestión, la temperatura corporal y el balance hídrico.

Necesitamos agua para lograr sobrevivir, puesto que los seres humanos solo podemos subsistir sin líquidos unos cuantos días, dependiendo, entre otros factores, de nuestra actividad física y el clima; en cambio, conseguiríamos vivir durante varias semanas sin alimentarnos. Por lo que a pesar de que muchas veces consideramos el agua algo banal, es importantísima para llevar un estilo de vida saludable.






Entre los beneficios de llevar una buena hidratación encontramos:

  1. Correcto funcionamiento de nuestro cerebro, ya que una deshidratación leve afecta a la capacidad de concentración y procesamiento cerebral.
  2. Mayor facilidad para eliminar las sustancias residuales o tóxicas de nuestro organismo.
  3. Ayuda a que los procesos digestivos sean más eficientes, evitando que las digestiones sean muy lentas y desarrollemos estreñimiento.
  4. Mantenimiento de la tensión dentro de los parámetros saludables, y ayudando con ello al bombeo de sangre por parte del corazón.
  5. Correcto funcionamiento de los riñones, facilitando así el filtrado glomerular y la eliminación residuos a través de la orina.
  6. Ayuda a la protección de las articulaciones y el buen funcionamiento de los músculos, por lo que consumir suficiente agua en nuestra dieta es esencial para lograr tener un buen rendimiento físico.



Hidratación durante la actividad física:




Cuando realizamos ejercicio físico, perdemos líquido corporal a través del sudor, pudiendo llegar en muchos casos a estados de deshidratación que reducen significativamente el rendimiento físico, esto puede prevenirse si llevamos una correcta hidratación antes, durante y después de la actividad deportiva.







Cuando realizamos ejercicio debemos tener en cuenta la duración del mismo a la hora de beber agua, siendo recomendable:


-Antes:

1-2 horas antes del inicio beber 500 mL de agua.


-Durante:

Cada 15-20 minutos ingerir entre 180-240 mL de agua (dependiendo de la duración de la práctica puede sustituirse e agua por una bebida isotónica o con hidratos de carbono).


-Después:

Durante las siguientes 24h debemos tomar e líquido apropiado para recuperar las perdidas. Teniendo en cuenta que cuando la práctica deportiva supera la hora de duración, las bebidas con hidratos de carbono y proteínas nos ayudarán a acelerar más la síntesis de glucógeno y la reparación del musculo en comparación con el agua.


En la actualidad se ha comprobado que cuando la deshidratación supera un 1-3% de nuestro peso corporal, el rendimiento físico disminuye rápidamente. Favoreciendo un aumento de la temperatura debido a la disminución de la sudoración. Por lo que, si llevar una correcta hidratación ya es muy importante, aún lo es más cuando realizamos deporte.



Necesidades hídricas:


Nuestro organismo pierde agua principalmente a través de la orina, el sudor y la respiración; estas perdidas varían en función de la temperatura, la dieta, la actividad física, la ingesta de líquidos… De este modo estamos correctamente hidratados cuando la perdida de líquidos se ve compensada con su ingesta a través de los alimentos y las bebidas. Las necesidades individuales de agua son muy variables, por lo que la EFSA ha establecido unos valores de referencia en base a la edad y sexo de las personas:

 


Rango de edad
Ingesta diaria total recomendada de agua
Bebés
0-6 meses
680 ml/día o 100-190 ml/kg/día. A partir de la leche materna
6-12 meses
0.8-1.0 l/día. A partir de la leche materna y alimentos y bebidas complementarias
1-2 años
1.1-1.2 l/día
Niños
2-3 años
1.3 l/día
4-8 años
1.6 l/día
Adolescentes
9-13 años – Niños
2.1 l/día
9-13 años – Niñas
1.9 l/día
14-18 años- Niños
2.5 l/día
14-18 años – Niñas
2.0 l/día
Adultos
19-70 años – Hombres
2.5 l/día
19-70 años – Mujeres
2.0 l/día
Casos especiales
Mujeres embarazadas
2.3 l/día
Mujeres lactantes
2.7 l/día
EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition, and Allergies (NDA); Scientific Opinion on Dietary reference values for water. EFSA Journal 2010; 8(3):1459. [48 pp.]. doi:10.2903/j.efsa.2010.1459: www.efsa.europa.eu

 









Cuando no logramos cubrir todas las perdidas hídricas, nuestro cuerpo entra en estado de deshidratación, en el que la perdida de líquidos suele ir acompañada de desajustes en las concentraciones de electrolitos y sales minerales.

Las consecuencias de  la deshidratación para nuestro organismo son nefastas, causando una reducción progresiva del rendimiento físico y control de la temperatura corporal, problemas de concentración y dolores de cabeza, irritabilidad, confusión y falta de coordinación, llegando en los casos más graves la muerte.

A pesar de todo, la mayor parte del tiempo no le damos la importancia que deberíamos, ya que, debido a nuestro ajetreado ritmo de vida, ingerimos menos líquidos de los que necesitamos e ignoramos la sensación de sed creada por nuestro cuerpo, dificultando en definitiva el llevar un estilo de vida saludable. Para evitarlo, lo recomendable es que dispongamos de líquidos en cualquier momento, que no esperemos a estar sedientos para beber, y en los casos en los que las pérdidas hídricas se vean aumentadas, como por ejemplo: exceso de sudoración diarreas o vómitos, aumentemos el consumo de líquidos por encima de las recomendaciones para lograr compensarlo.








lunes, 6 de junio de 2016

¿POR QUÉ ACUDIR A LA CONSULTA DE UN NUTRICIONISTA?




Un nutricionista es aquel profesional de la salud experto en nutrición, alimentación y dietética, por lo que se encarga del tratamiento nutricional de enfermedades, prevención de patologías relacionadas con la alimentación, gestión de calidad y seguridad alimentaria, planificación de menús saludables y adaptados a las necesidades del paciente en las diferentes etapas de la vida.



Cuando la mayoría de las personas escuchan la palabra “nutricionista”, directamente piensan en dieta y pérdida de peso, pero estos no son los únicos motivos por los que acudir a una consulta nutricional. Un buen nutricionista siempre te ayudará a mejorar tus hábitos alimenticios y tendrá en cuenta tus requerimientos individuales, especialmente en situaciones como el embarazo, la lactancia, el deporte, la vejez, la niñez, la adolescencia, o en casos de enfermedades con requerimientos especiales, diseñándote siempre un plan personalizado para lograr mejorar o mantener un buen estado de salud, dependiendo del individuo.
Por ello, aquí van algunas razones por las que deberías ponerte en manos de un nutricionista:

  • Cambio de hábitos alimenticios para mejorar nuestra salud en casos como: enfermedades cardiovasculares, problemas renales, intolerancias o alergias alimentarias, diabetes, cáncer…



  • Problemas de tracto digestivo como por ejemplo la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, en donde el nutricionista ayudará a evitar la malnutrición y conseguir una mejor calidad de vida.



  • Ayuda en la perdida, ganancia o mantenimiento de peso, cubriendo siempre nuestras necesidades para evitar dañar nuestra salud o presentar carencias de nutrientes.




  • Situaciones como el embarazo o la lactancia, donde los requerimientos de macronutrientes, calorías, vitaminas y minerales se ven aumentados, el nutricionista nos ayuda a cubrir todas estas necesidades con una dieta saludable y adaptada a cada individuo.



  • Asesoramiento nutricional en todas las etapas de la vida, ayudando desde la niñez hasta la vejez a llevar una dieta adecuada y personalizada tanto en los momentos de salud como en los de enfermedad. Teniendo en cuenta la hidratación necesaria en cada etapa, el consumo de medicamentos, las necesidades especiales, cambios del sentido del gusto…




  • Mejora del rendimiento en deportistas, ayudando a cada deportista a conseguir sus objetivos según el tipo de deporte que practique.



  • Ayuda alimentarse de forma correcta, enseñando siempre a: interpretar el etiquetado nutricional, escoger los alimentos más saludables, intercambiar unos alimentos por otros que aporten nutrientes similares…










Por todo esto, debemos evitar las famosas dietas milagro, la información sin valor científico de internet o por ejemplo: la dieta que siguió una amiga, a la que le funcionó maravillosamente esperando que tenga los mismos resultados en ti, cada persona es un mundo y sea cual sea nuestro objetivo, ponernos en manos del profesional adecuado siempre nos ayudará a conseguir nuestras metas sin tener problemas a largo plazo y dañar nuestra salud

lunes, 16 de mayo de 2016

Alimentación y Diabetes tipo II




La diabetes se define como una enfermedad crónica en la cual nos podemos encontrar en dos situaciones:
Resultado de imagen de diabetes
-El páncreas no produce suficiente cantidad de insulina.

-Cuando el organismo no utiliza la insulina que segrega el páncreas de forma efectiva.
En el caso de la diabetes tipo II solemos encontrarnos en la segunda situación, aunque con el paso del tiempo podría llegar a darse también la primera, en donde la cantidad de insulina producida por el páncreas no fuera suficiente para nuestro organismo.

La diabetes tipo II suele darse en personas con una alimentación poco saludable, exceso de peso y falta de ejercicio físico.

A pesar de la importancia que tienen en la aparición de la diabetes los factores genéticos, debemos saber que, cuando se trata de diabetes tipo II, se puede prevenir su aparición o refrenarla una vez que ya presentamos esta patología con una dieta adecuada y la práctica de ejercicio físico regular, por lo que la diabetes tipo II podría prevenirse fácilmente si cambiamos nuestra alimentación y estilo de vida, logrando alcanzar un peso saludable.
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¿Cómo combatir la diabetes tipo II?

Sin duda para intentar controlar esta enfermedad crónica, debemos llevar un asesoramiento nutricional personalizado, adecuado a nuestras necesidades y que mejore nuestra calidad de vida, teniendo para ello en cuenta factores culturales, sociales, gustos personales…
Además la alimentación que debemos llevar debe ser siempre equilibrada y saludable, con un elevado contenido en fibra, carbohidratos de lenta absorción (bajo índice glucémico) como los cereales integrales, las frutas, las verduras, los frutos secos y las leguminosas. Y un bajo aporte de grasas saturadas y trans (perjudiciales para cualquier estilo de vida saludable).
Debemos tener en cuenta que los pacientes que presenten sobrepeso u obesidad deben seguir un plan personalizado para bajar el exceso de peso, en el cual se incluya una dieta equilibrada y un plan de ejercicio físico personalizado.
Otra medida efectiva es la sustitución de alimentos con un elevado contenido en azúcar por otros que no lo tengan, pero nunca en exceso, ya que estaríamos aportando demasiadas Kcalorías a la dieta.
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Recomendaciones nutricionales:
-Hidratos de Carbono:
  • 1.       Elevado consumo de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y legumbres.
  • 2.       Escoger alimentos con un bajo índice glucémico.
  • 3.       Aumento del consumo de fibra.
  • 4.       Sustituir el azúcar por edulcorantes, pero no consumirlos en exceso.

-Grasas:
  • 1.       Evitar el consumo excesivo de grasas saturadas.
  • 2.       Evitar el consumo de grasas trans (reducir al mínimo).
  • 3.       No superar una ingesta diaria de 200mg/día de colesterol dietético
  • 4.       Consumir pescado azul para aumentar así los niveles de ácidos grasos omega 3

-Proteínas:
  • 1.       Evitar las dietas con un elevado aporte proteico.
  • 2.       Consumir entre un 15-20% de proteínas del valor calórico total de la dieta.

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En conclusión, cambiar nuestro estilo de vida puede ayudarnos tanto a prevenir la aparición de la diabetes tipo II, como a evitar que empeore una vez que ya la padecemos, por lo que llevar una alimentación saludable, con la ayuda de profesionales, y la práctica de ejercicio físico regular, puede hacer una gran diferencia en el día a día de una persona diabética, ayudando a que se sienta mejor y evitando que avance la enfermedad.